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    Paula Brecciaroli

    Paisanita Editora

    -

    El problema del animé es que está lleno de otakus (Hayao Miyazaki)


    "–No me gusta el azul –dice Gastón haciendo una mueca de asco. Guarda las medias abolladas en la bolsa.


    –Pensé que te venía bien algo de color. No queda bien que siempre estés vestido de negro –responde su hermana.


    –Regalar cosas útiles es muy de vieja, nena. Como que me regales una toalla o un desodorante.


    –Que no te vendrían mal, tampoco –le contesta, tirándole un latigazo con el repasador antes de volver a la cocina.


    Cuando su hermana va a visitarlos, toma el departamento por su cuenta, como si todavía viviera ahí. Abre la heladera, baña a su hija, saca cosas de los roperos. Ahora la oye revolver el cajón de los cubiertos. Su sobrina salta sobre la cama que está en el comedor. Salta y canta las canciones de una novela infantil que están dando por televisión.


    –Eso que mirás es patético –dice Gastón, pero la nena no lo mira–. ¿Cómo le dejás ver estos programas? ¿No ves que va a salir tilinga como vos? –le grita a su hermana.


    –¿Querés que vea tus dibujitos y salga como vos? –responde ella desde la cocina.


    La nena pregunta qué es tilinga, sin dejar de saltar.


    –Tu mamá –responde Gastón.


    Se oyen las llaves en la puerta. 


    –Matilda, andá a abrirle a tu abuelo –escucha que dice su hermana desde la cocina.


    Su sobrina corre con los brazos en alto. El padre de Gastón tiene las cejas fruncidas, cierra de un portazo. Deja la caja de herramientas en el piso y le hace upa a la nena.


    –Un poquito, nada más, que estoy muy sucio –le dice.


    –Papá, Matilda, vayan a la mesa. Apaguen las luces.


    El departamento queda a oscuras. Desde la cocina ve venir, con el resplandor de las velas, la cara de su hermana. Su sobrina canta el feliz cumpleaños. Cuando se calla, él piensa tres deseos y sopla. Los mismos deseos de todos los años.


    Su hermana prende la luz y lo abraza. Su padre corre la silla arrastrándola. Lo palmera en la espalda.


    -Te miro y me cuesta creer que cumplís cuarenta, hijo."

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    -

    El problema del animé es que está lleno de otakus (Hayao Miyazaki)


    "–No me gusta el azul –dice Gastón haciendo una mueca de asco. Guarda las medias abolladas en la bolsa.


    –Pensé que te venía bien algo de color. No queda bien que siempre estés vestido de negro –responde su hermana.


    –Regalar cosas útiles es muy de vieja, nena. Como que me regales una toalla o un desodorante.


    –Que no te vendrían mal, tampoco –le contesta, tirándole un latigazo con el repasador antes de volver a la cocina.


    Cuando su hermana va a visitarlos, toma el departamento por su cuenta, como si todavía viviera ahí. Abre la heladera, baña a su hija, saca cosas de los roperos. Ahora la oye revolver el cajón de los cubiertos. Su sobrina salta sobre la cama que está en el comedor. Salta y canta las canciones de una novela infantil que están dando por televisión.


    –Eso que mirás es patético –dice Gastón, pero la nena no lo mira–. ¿Cómo le dejás ver estos programas? ¿No ves que va a salir tilinga como vos? –le grita a su hermana.


    –¿Querés que vea tus dibujitos y salga como vos? –responde ella desde la cocina.


    La nena pregunta qué es tilinga, sin dejar de saltar.


    –Tu mamá –responde Gastón.


    Se oyen las llaves en la puerta. 


    –Matilda, andá a abrirle a tu abuelo –escucha que dice su hermana desde la cocina.


    Su sobrina corre con los brazos en alto. El padre de Gastón tiene las cejas fruncidas, cierra de un portazo. Deja la caja de herramientas en el piso y le hace upa a la nena.


    –Un poquito, nada más, que estoy muy sucio –le dice.


    –Papá, Matilda, vayan a la mesa. Apaguen las luces.


    El departamento queda a oscuras. Desde la cocina ve venir, con el resplandor de las velas, la cara de su hermana. Su sobrina canta el feliz cumpleaños. Cuando se calla, él piensa tres deseos y sopla. Los mismos deseos de todos los años.


    Su hermana prende la luz y lo abraza. Su padre corre la silla arrastrándola. Lo palmera en la espalda.


    -Te miro y me cuesta creer que cumplís cuarenta, hijo."

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